Esta mañana he desayunado con un amigo. Me ha contado de sus peripecias con la comunidad de vecinos de la cual es Presidente, aunque en la misma no habita.
Es muy curiosa la historia, ha habido un Presidente indefinido durante años y años pero este llegó un día en que se cabreó, dimitió, y a mi amigo, en un sorteo, le toco la Presidencia, una verdadera gracia para él. Durante el tiempo que lleva en el cargo, el ex-presidente sigue mangoneando por detrás, a las reuniones lleva representación de la mayoría de los inquilinos, controla al administrador, etc. etc. etc.. ¿le recuerdan todo esto a algo?, sin duda parece un guión de la famosa serie "AQUI NO HAY QUIEN VIVA". Serie que su exito se basa en la realidad de la vida misma (además del buen trabajo de los actores y guionistas), por ello, cada españolito de a pie, ve reflejado algo de su vida en la serie.
Todos tenemos anécdotas directas o indirectas de comunidades de vecinos, asociaciones de vecinos, asociaciones de comerciantes, cofradias, y demás entes asociativos de cualquier tipo, somos así. Por tanto, no me extraña ya nada de lo que me cuentan los medios de comunicación de conspiraciones y entelequias en el mundo de la política o de la economía. Si por un simple cargo sin relevancia la que se lia, cuando hablamos de esferas de poder, de notoriedad o de dinero (CON MAYUSCULAS) ¿que no se hará?. Así nos encontramos en la tele un hermano bramando con otro, hijo contra madre o viceversa, etc. como cosas normales, todo por salir en televisión o por algo de dinero; los lios en las elecciones del Real Madrid, que todavían después de meses tienen el voto por correo en los Juzgados de la Plaza Castilla de Madrid; lo del Ayuntamiento de Marbella; lo del atentado del 11-m con las conspiraciones y contraconspiraciones; etc.
Es un sintoma de sociedad enferma. No se pide santos ni martires pero vaya como esta el personal, su falta de principios y de valores esta empezando a clamar al Cielo o al analisis marxista (que eso era izquierda y no a los de ahora).
Nos planteamos una conversión democrática, personal y colectiva o esta soiedad en la que tan bien vivimos, comparándonos como esta la inmensa mayoría de este mundo, o esto se va a ir al garete. No soy pesismista, eso si, si no tapamos los ojos a la realidad y decidimos trabajar por vivir mejor y ser más felices, no por tener y consumir más y más, porque entonces los felices son en verdad los bancos y la cadena de centros comerciales que esta dónde el Segundo Puente sobre la Bahía de Cádiz pondra su entrada en Cádiz.
RAMON SANCHEZ HEREDIA
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