La dignidad es algo inherente al ser humano. Hoy, por desgracia, en la polítia algunos se la dejan en casa. Este hecho se constata al ver como alguno se ha "arrastrao" por Madrid, como lo hizó Don Gaspar Alonso Perez de Guzman, Duque de Medina Sidonia, ante el Rey para salvar la vida, para con esto del Estatuto salir en la foto y que le pusieran por delante una "alcochofa" y hacer declaraciones.
Todo ello, me hace recordar un cuento:
Erase que se era, un joven que de pronto fue Alcalde, el tiempo paso y era reelegido una y otra vez, dado que era querido en su pueblo. Su fama crecio, consiguió otros cargos más importantes, pero también creció su soberbia. Pero tuvo un problema, carecía, pese a que se creia Enorme y Divino, de algún esclavo que como a Cesar, en los desfiles triunfales, le recordara que era humano. No se si esta carencia era porque sus esclavos eran muy pelotas o porque cortaba cabezas con la misma habiloidad con que Bruto se cargo a Cesar. El tiempo paso, no supo retirarse a tiempo, perdio los cargos uno a uno y al final hasta el de Alcalde, el pueblo cada día le quería menos, sólo lo mantenía su soberbía. Para mantenerse con algo de poder, se arrastraba, pactaba con uno u otro sin sonrojarse, siguiendo el camino de la falsa moneda, que de mano en mano va y ninguna se la queda. Cada día estaba más sólo, no sólo de votantes sino de amigos. Vivía ya sólo del nombre y de su imagen, cada día más deprimente, por ello, buscando un hilo de popularidad, un día cogió un AVE en Sevilla, para que como iban gente muy importante le sacaran una foto y algún periodista le preguntara algo. En Madrid busco lo mismo con poco exito. El dislate es que para todo este resultado, de Sevilla a Madrid adjuró de sus principios, la defensa de Andalucía, todo por una foto y media declaración. Volvió a su pueblo, el Divino, como un mero ser humano, para seguir arratrandose, seguir perdiendo votos y la poca dignidad política que le quedaba.
MORALEJA: El político cuando pierde sus principios y cuando se olvida de quién le han puesto en el cargo, los ciudadanos, para creerse el centro del mundo, su fin le ha llegado, se resistirá pero más pronto que tarde desaparecerá, y contra más se resista más triste será su final.
Por principio, por dignidad, por Andalucía, por los andaluces y andaluzas, no me gusta el Estatuto de Andalucía que ha votado el Congreso de los Diputados y defendere que el pueblo andaluz lo rechace en el referendum del 25 de febrero.
RAMON SANCHEZ HEREDIA
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