La sociedad de la información, no de la formación, en que vivimos, esta olvidando cada vez más nuestras raíces. La cultura en general se esta olvidando, sobre todo la base, la historia, de dónde venimos y la explicación de porque somos como somos. Nada es porque sí, sino que es una consecuencia de hechos anteriores, algo tan claro como que todos hemos sido influidos por nuestros padres, por nuestros abuelos, por nuestros antecesores, tanto a nivel individual como colectivo.
Es curioso ver como Cádiz, una ciudad dónde en el siglo XIX prácticamente no tenía analfabetos e incluso el número de diarios y revistas era impresionante, dónde las artes y la cultura eran tan importantes, ha caído en lo mismo que todas las demás. Se puede decir que es la homogeneidad de una sociedad moderna que valora más el tener que el ser. Si preguntáramos a los vecinos del lugar, por el teatro más importante de la ciudad, esta claro que una mayoría impresionante pensaría inmediatamente en el Gran Teatro Falla, sobre todo por el carnaval, mientras que pocos dirían el Teatro Romano.
El Teatro Romano de Cádiz, que se puede ver en esta foto que realice hace algún tiempo, es considerado como el mayor de la época fuera de la península Itálica, con una capacidad de miles de personas, dado que el aforo fijo parece ser que incluso era aumentado por gradas desmontables de madera. Curioseen y verán que lo que se ve es una parte mínima, dado que se sabe que abarca la catedral Vieja, el edificio de Contaduría y gran parte del barrio de El Pópulo, pues todo esto fue construido encima, aprovechando la base del mismo como sustentación.
Este Teatro significa que hace 2.000 años, en el archipiélago de islas gaditanas, las obras de teatro eran tan habituales como hoy en día es el fútbol. Las obras de los clásicos serían la alternativa en las noches de verano gaditanas, alumbrada con la misma luna que podemos ver en estos días llena y con las mismas puestas de sol, de colores indescriptibles, que hemos podido contemplar esta tarde.
Si los gaditanos no somos consciente de lo que fuimos y sólo nos quedamos, en las modas actuales, en el güiness de las barbacoas y en tantos elementos del nuevo populismo alienante, nunca volveremos a ser ni la mitad de lo que éramos. La grandeza de esta ciudad en muchas épocas, esta escrita, hay que releerla.
RAMON SANCHEZ HEREDIA
Es curioso ver como Cádiz, una ciudad dónde en el siglo XIX prácticamente no tenía analfabetos e incluso el número de diarios y revistas era impresionante, dónde las artes y la cultura eran tan importantes, ha caído en lo mismo que todas las demás. Se puede decir que es la homogeneidad de una sociedad moderna que valora más el tener que el ser. Si preguntáramos a los vecinos del lugar, por el teatro más importante de la ciudad, esta claro que una mayoría impresionante pensaría inmediatamente en el Gran Teatro Falla, sobre todo por el carnaval, mientras que pocos dirían el Teatro Romano.
El Teatro Romano de Cádiz, que se puede ver en esta foto que realice hace algún tiempo, es considerado como el mayor de la época fuera de la península Itálica, con una capacidad de miles de personas, dado que el aforo fijo parece ser que incluso era aumentado por gradas desmontables de madera. Curioseen y verán que lo que se ve es una parte mínima, dado que se sabe que abarca la catedral Vieja, el edificio de Contaduría y gran parte del barrio de El Pópulo, pues todo esto fue construido encima, aprovechando la base del mismo como sustentación.
Este Teatro significa que hace 2.000 años, en el archipiélago de islas gaditanas, las obras de teatro eran tan habituales como hoy en día es el fútbol. Las obras de los clásicos serían la alternativa en las noches de verano gaditanas, alumbrada con la misma luna que podemos ver en estos días llena y con las mismas puestas de sol, de colores indescriptibles, que hemos podido contemplar esta tarde.
Si los gaditanos no somos consciente de lo que fuimos y sólo nos quedamos, en las modas actuales, en el güiness de las barbacoas y en tantos elementos del nuevo populismo alienante, nunca volveremos a ser ni la mitad de lo que éramos. La grandeza de esta ciudad en muchas épocas, esta escrita, hay que releerla.
RAMON SANCHEZ HEREDIA
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