El viernes asistí a una fiesta, se casaban un par de amigos, Diego y Marta. Me alegre de corazón en dicha ceremonia, pues en esta sociedad de la imagen y la impostura, ver la sinceridad de los dos jóvenes, ver como leían sendos textos sobre el otro, sobre los años que llevan juntos y como están enamorados, estableciendo un proyecto de futuro en común de manera responsable, era un verdadero alimento para el espíritu y para pensar que esta sociedad tiene futuro y que resurgirá pese a la crisi en que estamos.
A Diego, que lo conozco desde que estudiaba el bachillerato, y a Marta, sólo les puedo desear que su vida en común sea como su boda, que todo les vaya bonito.
Otra satisfacción era ver la felicidad de los padres de los cónyuges, que disfrutaban como si fueran su propia boda. Yo recordare este día, tengo el lado del ordenador al boligrafo y el cuadrenillo de recuerdo, y la camiseta con su nombre me lo pondre en la primera carrera en serio que haga.
RAMON SANCHEZ HEREDIA
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